URUGUAY del 1900
EL URUGUAY DEL 900 SE COMPRENDE DESDE 1904 HASTA 1930 CON UN PROCESOS DE CAMBIOS ECONÓMICOS, POLÍTICOS, SOCIALES Y CULTURALES COMPRENDIDOS DENTRO DE LA 2da ETAPA DE LA MODERNIZACIÓN.
ANTECEDENTES:
EL NACIMIENTO DEL URUGUAY
MODERNO EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO
XIX
Los gobiernos de los militares colorados
Lorenzo Latorre (1876- 1880), Máximo Santos (1882-1886) y Máximo Tajes
(1886-1890), fueron los que asentaron el poder central, dominaron a los caudillos
rurales y tornaron los alzamientos sino imposibles, difíciles. El Estado y el ejército gozaron desde ese
momento del monopolio de la coacción física, en parte porque el armamento era ya costoso y de difícil
manejo para los gauchos - el fusil Remington de repetición y la artillería
Krupp hicieron su aparición - ; en parte porque los medios de comunicación (telégrafo) y transportes (ferrocarril) fortalecieron el poder
montevideano; en parte porque la sociedad y la economía estaban cambiando y se
oponían a las costosas rebeliones del pasado.
También contribuyó el afianzamiento de la
paz interna el fortalecimiento del sentimiento
nacional que ya no admitió la
internacionalización de los partidos uruguayos y sus alianzas con los federales
y unitarios argentinos o los bandos brasileños. La unificación de la Argentina
y el Brasil, en torno a Buenos Aires y Río de Janeiro, hizo que poco a poco
desaparecieran los llamados desde esas naciones a participar en las luchas
internas. Desde este ángulo, la "Revolución de las Lanzas"
(1870-1872) fue la primera guerra civil puramente uruguaya.
A los militares sucedieron los gobiernos
civiles, presidencialistas y autoritarios, de Julio Herrera y Obes (1890-1894)
y Juan Idiarte Borda (1894-1897). Al exclusivismo colorado y sus manipulaciones
electorales respondieron las revoluciones blancas capitaneadas por el caudillo
rural Aparicio Saravia. Su levantamiento en 1897
fue la base de un gobierno colorado de compromiso con los blancos, el de Juan
L. Cuestas (1897-1903).
El
Uruguay de 1830 apenas contaba con
70.000 habitantes. El de 1875 poseía ya 450.000 y el de 1900 un millón. El espectacular crecimiento - la población se
multiplicó por 14 en 70 años - no tenía parangón en ningún país americano. El factor crucial de la revolución demográfica
fue la inmigración europea. Franceses, italianos y españoles hasta 1850, italianos y
españoles luego, llegaron en 4 o 5 oleadas durante el siglo XIX. La inmigración fue temprana en relación a la
más tardía que arribó a la Argentina, y sobre todo fue cuantiosa en relación a
la muy pequeña población existente en 1830. De 1840 a 1890, Montevideo poseyó
de un 60 a un 50 % de población extranjera, casi toda europea. El Censo de 1860
mostró un 35% de extranjeros en todo el país, y el de 1908 redujo esa cifra al
17%. Los inmigrantes europeos fueron
también los iniciadores de la industria de bienes de consumo al grado que en
1889 controlaban el 80% de esos establecimientos. Los inmigrantes, hostiles por lo general a las
disputas entre blancos y colorados, exigieron la paz interna.
La estructura económica se modificó. El ovino se incorporó a la explotación del
vacuno en la estancia de 1850-1870. De acuerdo al censo de 1852, la existencia
ovina se reducía a 800.000 cabezas que daban de 400 a 500 gramos de lana
criolla por cabeza, sólo apta para colchones. En 1868 la existencia se estimó
en 17 millones que rendían 1,150 gramos de lana merino por cabeza, pues ya se
había iniciado el mestizaje con ejemplares procedentes de Francia y Alemania.
La lana suple al cuero como principal producto de la exportación uruguaya en
1884 de ahí en adelante, hasta que apareció con vigor la carne congelada en
1910-1920, la lana fue el principal rubro de ventas al exterior. Esta transformación fue ambientada por el
alto precio de la lana en el mercado internacional, debido sobre todo a la
desaparición de la fibra competitiva, el algodón, a raíz de la Guerra de
Secesión en los Estados Unidos (1861-1865).
El ovino que podía ser
explotado en campos de pasturas de calidad inferior y exigía 5 veces menos
tierra por unidad que el vacuno, sirvió de base al desarrollo de la clase media
rural. También requería en los comienzos, un incremento de mano de obra. El
estanciero poseía ahora además del vacuno criollo que casi solamente adquiría
valor por su cuero, el lanar, que el mercado europeo siempre compraba a buen
precio.
El Uruguay de fines del siglo XIX tuvo así
características económicas que lo singularizaron en el contexto
latinoamericano. Producía alimentos - la carne - y satisfacía otras dos
necesidades básicas del hombre, su calzado, con el cuero, y su vestimenta con
la lana. Sus mercados externos se habían diversificados en vez de tender a la
dependencia de un solo comprador. Brasil y Cuba consumían su tasajo; Francia,
Alemania y Bélgica, sus lanas; y Gran Bretaña y Estados Unidos, sus cueros.
Tomado del historiador José Pedro Barran
Documental "Lanza y mauser" de TVCiudad. Ejercicio Domiciliario
Algunos datos del 1900:
El censo realizo en 1900 señala una población de 1.042.686 habitantes, 309.231 residían en Montevideo y 733.455 en el interior. País de inmigrantes? un 30% en Montevideo y un 17% en el interior. Se observa una población joven, con un promedio de vida de 25 años. País culto? alfabetizados el 48% de los habitantes.
Entre 1895 y 1914 fue un ciclo de prosperidad para el
mercado internacional, con suba continua de los precios de las materias primas
uruguayas (20%). Uruguay descansó fuertemente en el desarrollo del OVINO y la
exportación de LANA (se llegó a 2 kg x oveja)
Se extendió el MESTIZAJE del VACUNO también, un
mestizo podía dar 370 k de carne frente a un criollo de 260 kg a lo sumo. En un
proceso de tecnificación que llevó a la división de trabajo en la campaña:
estanciero criador y cabañero (alquilaba toros finos importados o criados). Los
cabañeros eran extranjeros generalmente, clase alta rural con grandes fortunas
generadas.
AGRICULTURA: muy poca todavía, concentrada en
Canelones, San José y Colonia con TRIGO y MAIZ
La demanda europea exigió buena
carne vacuna (hubo que mestizar) y buenas lanas (hubo que orientar el mestizaje
para obtener ovinos de lana fina). El transporte de esa producción incluía un
ferrocarril (británico) de la estancia al puerto montevideano y barcos
(británicos) de Montevideo a Europa. Pero además, las barracas compradoras de
zafra lanera y sus exportadores a Bélgica y Francia, eran todas extranjeras, en
cuyas manos quedaba 1/4 del valor de la cosecha. Si a esto se le suma que la
deuda Pública tenía su fuerte en Londres adonde se remitía su servicio, se
comprende mejor la gravitación de los intereses externos en la economía
uruguaya.
Manual de Historia del
Uruguay 1830 a 1903. Benjamín Nahum. Ed. Banda Oriental.1998
La historia ha acumulado odios y
emociones profundas en las divisas. La controversia entre blancos y colorados
está hecha de episodios con un formidable potencial afectivo (Quebracho o
Paysandú)...
El caudillismo guerrero, heroico,
montaraz, del siglo XIX, ya no era posible. La montonera turbulenta abandona su
papel en el escenario de la política nacional. La derrota de 1904, el poder del
nuevo Estado, el alambrado, los ferrocarriles, las policías, han herido
profundamente al país criollo. Su propio hombre -el gaucho- inicia una
metamorfosis sin pausas. Parte de los que quedan en el campo, lo hacen como
peones, capataces, esquiladores, alambrados, braceros, asimilados por la nueva
economía rural.
Vivian Trias “El
imperialismo en el Río de la Plata” Ed. Coyoacan (1960)
Un país, dos sensibilidades
Hacia 1900
coexistía, extendido por la campaña, el viejo mundo criollo, empeñado en no
desaparecer, con la nueva corriente europeizante y modernizante básicamente
asentada en la ciudad, que oponía el campo al puerto y la vida tradicional a
las nuevas tecnologías impulsadas por la electricidad, tan vinculada a la idea
de progreso. Esta tensión entre uno y otro mundo, en la que se contraponían los
valores criollos como la austeridad y la sencillez al lujo y la ostentación de
la burguesía montevideana. La forma de vestir y de comer eran comportamientos
exteriores de gran significación.
Luego de
la derrota final del residuo combativo del mundo criollo a manos del gobierno
de Montevideo, se inicia la triunfante exaltación del gaucho, a quien se lo
transfigura en un buen paisano. Desde entonces “hacer una gauchada”no alude a
una tropelía sino a un favor desinteresado.
El asado. Origen,
historia, ritual. Gustavo Laborde (Ed. Banda Oriental, 2013)
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1. ÉPOCA BATLLISTA o BATLLISMO - 1903-1915
“Batlle y
Ordóñez se vio a sí mismo como un hombre de progreso, los obreros lo
consideraban un amigo, el patronato industrial y británico lo creyó un
socialista, los socialistas, un burgués de buena voluntad, los blancos, un
autócrata demagogo, y un historiador un reformador. Cada una de estas miradas es falsa y
verdaderas al mismo tiempo por parcial, y son todas juntas las que dan idea
cabal del personaje, el movimiento que protagonizó y su época”. Barrán y Nahum
lllegada de Batlle
y Ordóñez al poder
En al contexto
latinoamericano, la originalidad del batllismo en su época
radicó en su forma de ascenso al poder. José Batlle y Ordóñez (1856-1929) fue
electo presidente el 1 de marzo de 1903, por 55 votos en los 82 legisladores
integrantes de la Asamblea General.
¿Cómo logró Batlle
obtener esos 55 votos en la Asamblea General?. Fue en el marco de las dinámicas políticas
tradicionales como Batlle conquistó uno a uno los votos necesarios de los otros
colorados así como de los 8 votos nacionalistas (blancos) de Eduardo Acevedo
Díaz. Aunque de los tres candidatos
colorados, Batlle era el que más apoyo popular tenía, dicho apoyo no contó para
nada a la hora del sufragio. En este sentido, "no habían sido las
clases populares las que lo llevaron al poder sino el personal de
"políticos profesionales" que venían gobernando el país desde hacía
ya 40 años". En el clima de
elecciones, la posición conservadora se hizo dura, tal vez esperanzados de
poder influir hasta último momento sobre los colorados. Se trataba de
"convencerlos" de elegir un candidato "más prudente" como
Mac Eachen. Solo algunos conservadores, tendieron a preferir a Batlle,
"un oriental", que a un "inglés" como presidente. Pero en
general, para la clase conservadora "Batlle era mala palabra en
1903".
¿Por qué los conservadores rechazaban a Batlle? Porque
lo identificaban con guerra civil y porque sospechaban de cierta tendencia
radical socioeconómica. El candidato ideal de las clases conservadoras era Mac
Eachen ("el inglés"). Éstas no eran simpatizantes de la
candidatura de Batlle por dos razones: su elección significaría inevitablemente
la guerra con los blancos, poniendo en peligro la estabilidad y el orden
político; y se temía su progresismo económico y social.
Pero, no obstante, ni las clases populares, ni las
medias ni las conservadoras llevaron a Batlle al poder. Éste "pudo
ser presidente por la originalidad del sistema político uruguayo, un sistema
autónomo -no independiente, entiéndase bien- de las grandes influencias
sociales que pudieron haberse dejado sentir en nuestro país en 1903 o 1911".
Para Barrán y Nahum, la llegada de Batlle al poder
solo es "comprensible dentro de un marco interpretativo que tome
en cuenta la autonomía del personal político uruguayo frente a los ricos y
fuertes sectores sociales que controlaban la economía".
Si Batlle ganó fue porque "el sistema político
uruguayo no representaba a las clases conservadoras, (...) /ni tampoco/ a los a
los sectores medios, los inmigrantes o las clases populares. El sistema
político solo se representaba a sí mismo". No obstante, el Estado no podía desligarse
totalmente de los sectores hegemónicos, aunque en ciertos momentos logró
independizarse de los mismos, independencia que para sus contemporáneos pareció
ser absoluta (pese que en el largo plazo fue relativa).
Para los grupos económicamente poderosos, el gobierno
ideal debía garantizar la propiedad, la libertad individual y el orden/paz.
Esto último significaba resolver los enfrentamientos no mediante la guerra
armada sino a través de pactos o por la competencia política en las urnas.
Mientras las clases conservadoras hallasen estos intereses salvaguardados,
permanecieron indiferentes a las "formas" jurídicas que protegían el
estado de derecho. En otras palabras, sus intereses se encontraban por encima
del derecho.
Tanto tiempo en el
gobierno, los colorados habían logrado hacer de la política una verdadera
carrera, ejercida a través de la vida pública y el desarrollo de la burocracia. En este sentido, el batllismo se
caracterizó por ser "un partido de "políticos profesionales",
(...) con un fundamento más burocrático que popular", el partido
colorado era en sí un partido de empleados públicos.
Fue así como los blancos criticaron combativamente al
battlismo tachándolo de "arribismo político" y "de usufructo del
poder". El batllismo a sus ojos no era más que una "clase
burocrática"; "el oficialismo es una fuerza política que
emana del Estado (...) Es el estado actuando en política militantes".
Estos "políticos profesionales" cuya fuerza emanó del Estado y
no de la economía, construyó así su autonomía. En ello radicó su originalidad y
su capacidad para llevar a Batlle al poder a pesar de la antipatía y el temor
de los conservadores.
Batlle, los estancieros
y el imperio británico. Tomo 2, El Uruguay del novecientos.
Barrán, José Pedro; Nahum, Benjamín. Ed. Banda
Oriental, 1990
2. La Revolución o Guerra Civil de 1904. Posturas historiograficas:
Los levantamientos
nacionalistas de 1897 y de 1904 fueron llamadas revoluciones como tantos otros
que se produjeron en el país, según Barrán y Nahum “no fueron revoluciones
porque no combatieron clases sociales por el poder, sino guerras civiles,
porque lucharon partidos políticos por
el control del Gobierno”.
Gerardo Caetano dice “el drama de la Revolución de
1904 y su desenlace trágico marcaron el final de toda una época y, la
culminación del siglo XIX y el comienzo del siglo XX desde una dimensión
estrictamente política. Las
confrontaciones bélicas entre blancos y colorados desde 1896 a 1904
sintetizaron los múltiples significados de la oposición dialéctica y especular
de dos concepciones en la mejor manera de diseñar la asociación política de los
uruguayos. El desencuentro trágico de 1904 marca también el contraste vivo
entre dos relatos, dos narrativas de la coyuntura política más cercana y comprometida,
signada por la llegada por primera vez de José Batlle y Ordóñez al ejercicio de
la presidencia de la República y por la oposición recelosa de un Partido
Nacional acaudillado por el liderazgo carismático de Aparicio Saravia
(1856-1904) y dividido por el pronunciamiento de Eduardo Acevedo Díaz a favor
de Batlle en la elección de 1903”.
Nahúm señala como
consecuencias políticas de la revolución de 1904:
- consolidación de la
unidad del Estado, con la finalización de la política de co-participación, la
consolidación del poder central, la unificación política y administrativa del
país
- Battle y Ordóñez fue
el vencedor, y recogió la Jefatura del Partido. En su proyecto pensaba gobernar
sin los blancos, y con sus hombres y su partido.
- reforma electoral.
Nueva reglamentación en 1904: aumento del número de diputados de 69 a 75, 7 de
estos departamentos tendrían un n° de bancas divisible por tres (esto podría
significarle al partido nacionalista el acceso a cámaras como minoría si
conseguían el tercio de los votos, y no 1/4 como antes). La intención era
aumentar la participación del partido mayoritario y de disminuir la del
minoritario.
Aspectos
socio-económicos del Batllismo
La industria nacional al principio del siglo XX era en
su mayoría, talleres o pequeñas empresas de carácter artesanal que recién
empezaban a usar maquinaria. Solo una minoría componía el grupo de los grandes
establecimientos, donde se concentraban obreros y máquinas.
Bajo la segunda presidencia de Batlle se tomaron
importantes medidas a favor de la diversificación de la industria, tratando de
sustituir las importaciones, para mejorar la balanza comercial. En tal sentido,
el Batllismo se destacó por la siguiente política proteccionista:
Proteccionismo industrial protagonizado por un fuerte
dirigismo económico por parte del Estado. Efectivamente fue éste quien asumió
el papel de fomentar la industrialización con el fin de fomentar un mercado
interno sustitutivo de importaciones que mermara la dependencia económica del
país con el mercado internacional dentro del esquema centro-periferia. Se
trataba de una apuesta por el "crecimiento hacia adentro".
Como efectivización de esta política pueden citarse:
· una ley que favorecía
la plantación de remolacha y la producción azucarera. Se trataba de favorecer
el surgimiento de la industria nacional y disminuir la independencia del
exterior por la importación de azúcar. La misma intención tenía una ley
anterior que eximía de impuestos a la importación de maquinaría textil, que
beneficia a Salvo, Campomar y Cia instalada en Sauce (desde 1909 llamado pueblo
Juan Lacaze).
· Ley 1912 que faculta
al poder ejecutivo a exoneraciones impositivas (ya desde 1878, 1888
existían leyes aduaneras con un sentido proteccionista) a la importación de
maquinaria agrícola e industrial, y al combustible
· 1911 ley para
proteger los sarnífugos. Esta ley provocó un fuerte enfrentamiento con los
terratenientes.
· 1913 proteccionismo
al productos como la manteca, la leche, el Pórtland.
· 1915 proteccionismo a
la industria nacional de sombreros.
· Elevadísimos
impuestos a los productos extranjeros competitivos nacionales: zapatos,
manteca. Si el producto era materia prima o era necesario para la
industrialización o se lo re-exportara, se lo exoneraba.
El proteccionismo a la industria "fue, efectivo,
aunque algo irregular en su alcance porque obraba, muchas veces, a impulsos de
los sectores interesados" (Nahum)
En sí mismo constituyó un fuerte debate político que
generó profundas críticas y enfrentamientos entre el batllismo y aquellos que
argumentaban el encarecimiento del costo de vida a causa de sus efectos más
inmediatos.
Se presenta aquí el famosos "Dilema de
Hierro" manifestado por Frugoni: el proteccionismo por un lado
encarece la vida del obrero (debido a la mayor industrialización de las
potencias centrales, los productos importados podían ser muchos más baratos que
los nacionales), pero por otra parte, el proteccionismo protege la fuente de
trabajo de la industria nacional, que carece de competitividad frente a
muchos productos extranjeros.
La Industria por excelencia fue el FRIGORÍFICO. Las
causas de su desarrollo se deben a :
·
presión de la demanda producida por la guerra mundial
los obligó a trabajar a gran ritmo
·
aumento de vacunos mestizados. El proceso de
redefinición de las razas ganaderas seguía avanzando, sobre todo con la
Hereford (predominante en el medio rural).
En el perfeccionamiento de las razas animales, era
imprescindible que se formaran las técnicas para ayudar al hacendado y al
agricultor. Para ello el Estado disponía de las recientes Facultades de
Agronomía y Veterinaria, y además creó inspecciones de técnicos que debían
recorrer las estancias y chacras del país para llevar ideas y vigilar el estado
sanitario del ganado y los cultivos.
Se ponía el énfasis de la solución del problema
agrario en el aspecto educativo, pensando que la educación y la evolución
natural de la economía, habrían de resolverlo por sí solas.
Por su parte el Estado, a través de Leyes, otorgó
facilidades impositivas para la exportación de carne congelada y enfriada.
Para 1913 el frigorífico y la carne congelada pasaron
a ser el primer exportador de carnes. En 1914 se convirtió en el primer
comprador de haciendas. En solo 3 años, la industria venció por completo a la
tradicional. Según Barrán y Nahum, "una Revolución económica se gestó ante
la velocidad del cambio y las consecuencias que éste trajo consigo". (La
civilización ganadera bajo Batlle).
La Carne Congelada significó el afianzamiento de la
dominación
- del frigorífico
- del ganado mestizo
- de la estancia
modernizada
Se cerraba entonces una época en la economía del país:
muerte del tasajo y estancia tradicional. En realidad, los saladeros venían
agonizando. El frigorífico le había ganado la pulseada al tasajo gracias al
mestizaje y a la producción de artículos de mejor calidad y colocación en el
mercado (sumado al hecho del aumento de los precios internacionales a causa de
la guerra mundial).
Sin embargo, la superación del frigorífico como
progreso en la explotación agropecuaria no fue ampliada ni general para todos
los estancieros.
El censo de 1908 reveló que el LATIFUNDIO (Norte, Este
y Centro) y el MINIFUNDIO (Sur) seguían existiendo por todo el país. Ambos eran
signos de formas antieconómicas de explotación de la tierra. Así se
convirtieron en objeto de un intenso debate político y económico.
Los planes batllistas para enfrentar los problemas de
la tierra, fueron intentos de dos tipos:
· el impuesto
progresivo a la mayor extensión de la propiedad y recargo a los impuestos
de herencia
· planes de
colonización.
En éste último aspecto el Poder Ejecutivo presentó
varias iniciativas, una de ellas disponía la compra de tierras, que se
fraccionarían en chacras y se revenderían por medio del Banco Hipotecario. En
cada centro de colonización se procuraría aliviar a las familias pobres. Sólo
este plan se llevó a la práctica, pero resultó de escaso relieve.
Batlle creyó que la tendencia de la evolución
económica tendería por sí sola a la división de la propiedad.
Podría decirse que existió la influencia del Georgismo
(Henry George) en relación a la política de tierras. Es muy evidente. Batlle
criticó el latifundio e intentó incrementar impuestos sobre el mismo. Pero no
consideró a la Tierra -a diferencia de George- como la única fuente de la
pobreza, de ahí su intento de extender su política impositiva a otras áreas.
Sostuvo un manejo cauteloso del tránsito hacia
formas más productivas: colonización privada, inmigración y ganadería
intensiva. Fue mucho más radical en su discurso que en los hechos.
No tuvo propuestas para el problema del pobrerío
rural. Sí combatió el ausentismo pero respecto al latifundio y la
cuestión impositiva, los impuestos fiscales pensados no representaban un gran
aumento en comparación al valor de las tierras.
A fines de la década del 20 surgirá un nuevo
radicalismo que promoverá la recuperación de tierras fiscales ocupadas por
terratenientes. Esta radicalización dará lugar a una segunda reacción
conservadora. Pero por el momento ha de pensarse que estas medidas golpeaban, o
al menos preocupaban, a las clases más tradicionales, al sector agro exportador
de la economía e influían directamente sobre sus intereses. De ahí en parte se
explica el "inquietismo" y su respectivo desencadenamiento de la
llamada Reacción Conservadora, que terminará por neutralizar el reformismo
batllista.
Pese a este "inquietismo" sentido por las
clases altas, el modelo económico del Batllismo, si bien pretende restringir
los excesos del capital -mejorando la situación de los sectores obreros
(conflicto capital-trabajo)-, asume a la propiedad privada como el motor del
desarrollo económico. En tal sentido, debe comprenderse la oposición del
Batllismo la renta, sustituyéndolo por un impuesto a la tierra y a la herencia,
así como también la lucha contra el latifundio o el impulso para formar una
capa de medianos y pequeños propietarios. Apostado en estos supuestos, el
Batllismo promueve la "defensa del capital local", entendiendo que el
mismo necesitaba de garantías por parte del Estado, en aras de emprender el proceso
de industrialización fomentado por la política económica del gobierno.
En lo que se refiere a la agricultura, Frega y
Trochón, señalan que el MODELO ALTERNATIVO (AGRICULTURA E INDUSTRIA) que el
Batllismo quería promover respecto al modelo de país ganadero, no era una
idea original. La originalidad del Batllismo radicó en integrar este
modelo alternativo a un proyecto más amplio: el de modernización. A veces, en
el mismo, siguiendo "la pauta del progreso occidental", no tuvo en
cuenta ni las necesidades ni las posibilidades del país.
El MODELO tenía su punto de partida en una
"revolución agrícola": al mejorar (calidad-volumen) y diversificar la
producción agrícola, se satisfacería la demanda de un mercado interno,
impulsando el desarrollo de este último. El abastecimiento satisfactorio del
mismo implicaría una disminución de la dependencia de mercados exteriores, así
como también, sentaría las bases necesarias para llevar a cabo la
industrialización del país. De ahí que el mejoramiento del campo agrícola acompañase
e impulsase el proceso de industrialización.
Las autoras señalan que este modelo podría estar muy
influenciado por los exitosos resultados de la expansión agrícola que
contemporáneamente estaba obteniendo la Argentina. En esta comparación, no se
tuvo en cuenta las grandes diferencias que en realidad existían ente ambos
países, pensando que el Uruguay podría alcanzar iguales beneficios.
No obstante, cualquier intento por mejorar la
agricultura uruguaya debía comenzar por eliminar el predominio de la ganadería
extensiva, y el latifundio (visto como el "mayor enemigo del progreso
social")
Además del
proteccionismo, dos formas claras de intervencionismo estatal fueron la
nacionalización y estatización de empresas y servicios. Si bien el primero es
un concepto más amplio que engloba al segundo ya que implica una fuerte apuesta
por al "capital nacional", ambos términos pueden desarrollarse bajo
dos perspectivas: por un lado la serie de realizaciones que confirman esta
política, y por otro, las repercusiones a nivel social y el enfrentamiento con
el capital extranjero, el cual merece tratamiento aparte.
La estatización formó parte de un proceso de
Nacionalización más amplio. Implicaba la ampliación del Capital del Estado en
el plano de las empresas que brindaban los servicios esenciales. A la vez
significaba el fortalecimiento del Estado mismo que iniciaba un proceso de
modernización política y de consolidación de legitimidad y poder. En sí mismo
significaba la ampliación de roles secundarios del Estado, cuya base ideológica
correspondía al precepto de que tales servicios no podían dejarse a la libre
disposición del ámbito privado por tratarse de servicios fundamentales para el
desarrollo de la sociedad. El Estado era el organismo representativo de toda la
sociedad y debía intervenir en dónde el capital privado fuera indeciso o
temiera perder dinero, ya que el Estado no tenía fines de lucro, porque el
“Estado no desea ganancias”, sino que su interés es el servicio público,
porque su papel es el de protección. El Estado debía sustituir a las empresas
extranjeras que se llevaban la ganancia y debilitaban al país.
En 1905 el Estado amplió su capital y amplió las obras
de la Usina de Luz Eléctrica. En 1907 el Estado compró la compañía
telegráfica de capitales brasileros. El deseo de nacionalizar este servicio
deriva de la utilidad que había tenido en la lucha contra los revolucionarios.
Incluso en 1909, el Poder Ejecutivo pidió autorización para instalar una red
telefónica estatal.
El Banco República fue creado como proyecto
como Banco Mixto (1896), pero las acciones no fueron vendidas, por lo que
siempre se mantuvo en como propiedad estatal. En 1911, Batlle envió a la
Asamblea un proyecto que fue aprobado rápidamente, en el cual se establecía que
se duplicara el capital bancario e integrarlo con el capital existente, se
crearía un fondo de reservas y la emisión de papel moneda podía llegar al
triple del capital, pero manteniendo siempre un encaje del 40% de la
emisión. En 1912, se promulgó un nuevo proyecto de ley para
aumentar los préstamos que el Banco daba al medio rural con capital propio. En
1913 se elevó el capital total a veinticinco millones de pesos, completándose
el proceso de estatización.
En 1912 se procede a la Estatización del Banco
Hipotecario. La función del Banco era la regulación del crédito sobre
inmuebles, influyendo también en la industria de la construcción y en los
negocios territoriales en el medio rural, su papel era demasiado importante
como para quedar en manos de especuladores que sólo buscaban la ganancia fácil.
- El Poder Ejecutivo envía a la Asamblea un proyecto para que el Estado
lo controle y se lo apodere.
En 1911 se crea el monopolio de seguros: Banco
de Seguros del Estado. En abril de 1911 el Poder Ejecutivo envió al
Parlamento un proyecto de ley por el cual el Estado pasaba a monopolizar todos
los seguros que se realizaran en el país. Sólo el Estado que no buscaba
ganancias y que tenía la obligación de cumplir con una finalidad social, podía
haberes cargo de éste rubro con beneficio a la colectividad. También se
evitaría la fuga de capitales de las empresas inglesas al exterior. Este fue un
proyecto revolucionario ya que no se había realizado en ninguna parte del
mundo, por lo que tuvo mucha oposición. Incluso la Legación de Inglaterra en el
Uruguay dirigió una protesta en la que anunciaba que su Gobierno apoyaría las
reclamaciones que elevaran las compañías inglesas afectadas; esta intervención
detuvo el monopolio estatal de todos los seguros y las compañías inglesas
siguieron operando.
En 1912 se obtiene Monopolio de la energía
eléctrica. La Usina Eléctrica de Montevideo fue administrada por
particulares desde 1887 a 1897, en ésta última fecha hasta 1906 pasó a la
administración provisoria del Estado y luego de este año, el Estado la administró
en forma directa reorganizando completamente el servicio. Por el proyecto de
ley de 1911, que fue aprobado al año siguiente, el Poder Ejecutivo pedía la
transformación de “Usinas Eléctricas de Montevideo “ en “Usinas Eléctricas del
Estado”, fundando un nuevo monopolio con la generación y distribución de la
energía. Las ventajas para el país radicaban en que no habían evasión de
capitales al exterior. Además el Estado se preocuparía por el mejor servicio y
no por la ganancia, extendiendo las líneas para beneficiar a más sectores de la
población, podrían rebajarse las tarifas ya que el objetivo no era el lucro.
En 1915 se crean los Ferrocarriles del Estado. La
Administración de Ferrocarriles del Estado fue creada recién en 1915, bajo la
Presidencia de Feliciano Viera, pero tiene sus orígenes en Batlle. Las líneas
férreas en el Uruguay, estaban íntegramente en manos de compañías inglesas. una
de las medidas adoptadas para combatir a la empresa extranjera fue la
construcción de carreteras paralelas a las vías férreas, se procuró canalizar
el transporte al puerto capitalino de la producción agropecuaria. La existencia
de otro medio de transporte era una forma de quebrar con el monopolio
ferroviario y de obligar a bajar los fletes por la competencia. Otro recurso
fue buscar la creación de ferrocarriles estatales, durante este período de
gobierno hubieron dos iniciativas, que fueron base de los futuros ferrocarriles
del Estado. La primera fue en 1912, cuando la Asamblea aprobó la formación de
un fondo para la construcción de ferrocarriles nacionales. La segunda
iniciativa es de 1914, donde autorizaba al Poder Ejecutivo a adquirir las
acciones de Ferrocarril y Tranvía del Norte que estuvieran en manos de
particulares. La importancia de esta compra radicaba en que el ferrocarril
estaba en Montevideo, con lo cual la rompería el monopolio del acceso a la
capital. Además fue la base para seguir comprando o arrendando extensiones
férreas que pasaron a depender del Estado, haciendo competencia al ferrocarril
inglés de altos fletes.
La creciente intervención estatal en lo económico y
social, provocó la necesidad de modernizar la estructura administrativa del
Estado, por lo que el Gobierno (durante la presidencia de Williman) realizó una
reorganización ministerial. Así surgieron los ministerios del Interior, el de
Industria, el de Trabajo y Obras Públicas y el de Instrucción Pública.
La prosperidad económica del país, la obra moderada
del Gobierno y la política conservadora dineros públicos, dejaron un superávit
presupuestal, que fue invertido en obras viales, portuarias y en la creación de
escuelas. El país gozaba de un alto crédito exterior.
El enfrentamiento con
el capital extranjero
El Estado tenía un
doble interés, primero hacer bajar los precios de los servicios que las
empresas extranjeras prestaban, los cuales eran caros ya que su objetivo era
obtener ganancias. Segundo, dificultar o impedir la salida de importantes
capitales del país. Para cumplir con estos dos objetivos, el Estado desarrolló
su política de lucha contra el “empresismo” extranjero, nacionalizando
actividades o empresas.
La lucha del Estado contra la dependencia de capitales
ingleses, se vio facilitada por que se recurrió a otra gran potencia rival;
Estados Unidos, en busca de empréstitos y abastecimientos. A esto se le suma
además la Guerra Mundial, la cual debilitó a Inglaterra. por medio de éste
“relevo imperial” las dos potencias se reparten la dependencia en el Río de la
Plata.
En el plano financiero, existió por parte del
Ejecutivo, el deseo de lograr una independencia del financiamiento inglés
intentando conseguir empréstitos de otras procedencias, como es el caso de
Francia. Se intentó nacionalizar también la deuda del Estado.
Según Claps ("Jose Batlle y Ordoñez") estos planteos son más que un
pre-concepto respecto a un Batllismo que en su política de nacionalización fue
anti-imperialismo inglés (de ahí la concepción de su "lucha contra el
capital extranjero) . Para el autor esta mirada debe ser desterrada, ya que en
realidad primero en Argentina, y luego en Uruguay, el margen de inversiones
inglesas no disminuyeron en lo más mínimo. De alguna forma -afirma el autor- se
buscó no espantar el capital extranjero sino compartirlo (el BSE es un claro
ejemplo de esta política).
A su vez, el problema se manifestaba en la sustitución
de una dependencia por otra: la inglesa por la estadounidense. Si se piensa en
este sentido la política de nacionalización de ferrocarriles y tranvías, la
misma implicaba la construcción -de forma paralela a las vías de tren- de
carreteras (recordar política de caminos y carreteras). Esto significaba una
clara complementariedad entre el transporte ferrocarril (columna vertebral de
la circulación de bienes y personas) y las ramificaciones de una nueva red de
carreteras. Pero lo que interesa es destacar que éstas últimas más que
complementar, competían con los trenes en el rubro transporte, y detrás de esta
competencia se asomaba la presencia de los intereses estadounidenses deseosos
de explotar un mercado automotriz uruguayo. Esto se aprecia claramente en las
inversiones que la Standard Oil realizó para construir carreteras.
Lo mismo puede decirse respecto al capital extranjero
y la instalación de un Frigorífico Nacional. Existió un intento de creación del
mismo, el cual no se concretó (hasta 1928) por la cantidad de frigoríficos
privados que se estaban instalando en el país.
En el plano social, el movimiento obrero hizo
sentir sus reclamos de mejoras de salario y la disminución de la jornada de
trabajo, por lo que en febrero de 1905, Carlos Roxlo y Luis Alberto de Herrera
presentaron un proyecto de ley que fijaba la jornada en 10 horas, limitaba
el trabajo a mujeres y niños, compensaba accidentes de trabajo y
establecía norma de higiene en los talleres.
Batlle y Ordóñez envía un proyecto similar
donde se establecía que la jornada de trabajo sin interrupción no duraría
más de 8 horas, establecía un día de descanso para el obrero y un mes de
descanso para las mujeres después del parto. Además, disminuye la jornada de
trabajo de los menores. Este proyecto no se concreto.
En 1904 se sancionó el proyecto de Antonio María
Rodríguez sobre la “Caja de Jubilaciones Civiles”, por lo cual los
empleados públicos tenían derecho a jubilarse si tenían más de diez años
de trabajo y recibirían ¾ partes su sueldo, y la viuda recibiría la mitad como
pensión.
En el plano doctrinario, en 1905 un diputado cercano
al Presidente presentó un proyecto de ley sobre divorcio que causó
una gran conmoción, al punto que se afirmó un petitorio de rechazo, firmado por
miles de mujeres acusando a Batlle de tomar una medida que se consideraba
destructora de la vida familiar. Algo similar sucedió cuando el Gobierno
ordenó retirar las imágenes religiosas de los hospitales.
En 1906 Batlle presentó un proyecto para
abolir la pena de muerte, sustituyéndola por una reclusión mínima de
treinta años o una máxima de cuarenta, con la posibilidad de libertad
condicional a la mitad del plazo.
El único proyecto de ley favorable a la clase obrera
dentro del Gobierno de Williman fue enviado por el Poder Ejecutivo a la
Asamblea. Era una iniciativa sobre accidentes de trabajo (este proyecto
fue aprobado recién en 1920).
La ley de 8 horas: como analizamos
anteriormente, la ley de 8 horas tiene como objetivos, los afirmados por el
propio Batlle, que el obrero pudiera vivir además de trabajar, recrearse, leer,
interesarse en la política y convertirse en un ciudadano. En el plano
internacional, transforma al Uruguay en un país adelantado y al nivel de las
potencias europeas (Francia e Inglaterra).
Ley sobre prevención de
accidentes de trabajo; en 1914 el Poder Ejecutivo envía al
Parlamento un proyecto de ley donde se le encomendaba vigilar a las distintas
industrias para prevenir accidentes de trabajo. Incluía
normas de seguridad muy severas. Esta ley sancionada recién en 1920,
completando con los pagos de indemnización por accidentes de trabajo.
Proyecto de ley sobre pensiones a la vejez, este
proyecto fue enviado por el Poder Ejecutivo en 1914. Fue una iniciativa
típicamente humanitaria, por la cual establecía que toda persona mayor de 65
años que se encontraba en indigencia, tenía derecho a recibir una pensión. Un
proyecto similar a éste se aprobó en 1919.
Proyecto de ley sobre diversos
problemas de trabajo, en 1914 dos diputados presentaron ante las cámaras
un proyecto de Eduardo Acevedo que reunía varios problemas específicos de los
trabajadores y les daba una solución muy avanzada para la época. Incluía
cláusulas del control del trabajo relativas a salario, jornada obrera y
reglamentos de taller. Serían materia de acuerdo entre sindicatos de
empresarios o patronos y los sindicatos obreros de cada departamento, también
se implantaba la semana inglesa, etc. Este proyecto no fue aprobado
globalmente.
Proyecto de ley sobre
indemnización por despido, al estallar la Primera Guerra Mundial muchos
empleados fueron despedidos por temor a una crisis económica, pero la
constitución sólo acreditaba un mes de indemnización. Para remendar esta
situación, el Poder Ejecutivo envió un proyecto a la Asamblea que establecía
que el empleado despedido que hubiera servido dos años tenía derecho a algunos
días de sueldo como compensación; el que hubiera trabajado más tiempo, un mes
de sueldo cada dos años de trabajo y que en todos los casos el patrón tenía que
dar un preaviso. Esta ley es la primera protección contra el despido en nuestro
país, fue aprobada el 1/12/1914.
La política social del Batllismo debe entenderse en
los marcos de búsqueda de una base social de poder. Para Carlos Zubillaga esta
búsqueda se relaciona con el papel del Estado, el Partido y el Líder en la
conformación de un proceso de carácter populista
Más allá de esta postura, es claro sí el “Rol
amortiguador” que el Estado quiere imponer en la resolución de las
contradicciones reales (lucha de clases) a través de la anticipación
("Estado Providente" -según Zubillaga) al conflicto social, esta
anticipación se manifiesta en la proyección y concreción de un marco
jurídico que otorga de hecho y de derecho beneficios a las clases populares.
Juan Lacaze en el 1900 |
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