URUGUAY a mediados del siglo XX


En la década del 1940 y 1950, América Latina vivió un importante crecimiento económico originado en la necesidad de superar la crisis de los años 30 y facilitado por una coyuntura internacional favorable. Se desarrolló en este marco un proceso de industrialización dirigido por el Estado.  Permitiendo el surgimiento de un nuevo modelo económico y Uruguay no estuvo fuera de ese contexto americano.
Factores para su desarrollo, en el plano nacional:
·         caída en el valor de las exportaciones, impide comprar (importar) más al exterior.  Obligando a una industrialización destinada a producir bienes de consumo (antes importados a países desarrollados)
·         mayor importancia que tomó el Estado en asuntos económicos y sociales.
·         aplicando medidas de intervencionismo estatal con políticas redistributivas que mejoraron la situación de amplias capas de población (fundamentalmente urbanas).  Protección a los sectores populares urbanos y rurales, invirtiendo en salud y educación pública.
·         surgió un sentimiento de defensa del interés nacional que planteó la necesidad de un desarrollo autónomo: diversificación económica, crecimiento del mercado interno, estimulo a la inversión y ahorro nacional.
·         Existencia de mano de obra disponible para la industria por la emigración del campo a la ciudad y el aumento demográfico. La fuerte urbanización de América Latina fue anterior al modelo ISI (INDUSTRIALIZACIÓN por SUSTITUCIÓN de IMPORTACIONES) y fue de manera desordenada, creándose asentamientos precarios (favelas, villas o cantegriles)
·         las mejores condiciones sociales gestaron reclamos al sistema político tradicional que diera a los sectores populares una mayor participación.
Factores para su desarrollo, en plano mundial:
·         la 2da Guerra Mundial le permite vender más y a mejor precio sus tradicionales productos de exportación, haciendo posible que acumulara excedentes que fueron invertidos en el sector industrial. Los lazos de dependencia se hicieron más laxos y se logró una mayor autonomía en la toma de decisiones hasta la finalización de la Guerra de Corea (1950-53)



URUGUAY FELIZ
Un cierto imaginario colectivo uruguayo parece existir una era de completa plenitud que abarca los gobiernos de J.J. Amezaga, Berreta, Luis Batlle y Martínez Trueba, todos del Partido Colorado. Es el periodo que algunos denominan neobatllismo, e incluye la instalación en 1952 del Consejo Nacional de Gobierno, un Poder Ejecutivo colegiado de 9 miembros, el proyecto que persiguió Batlle y Ordóñez (tío de Luis Batlle) a partir de 1913.  La mitología sobre esa época generó una persistente nostalgia de un Uruguay feliz, una suerte de paraíso perdido cuando en las décadas venideras la democracia comenzó a derrumbarse. La denominación neobatllismo, la introdujo el historiador y político socialista Germán D´Elia para describir las décadas del 40 y parte del 50.  “El termino es empleado por D´Elia en dos sentido diferenciados en su escritura: neo-batllista para designar un periodo de la historia del Uruguay (1946-1958); y neobatllista para denominar al “movimiento político orientado por Luis Batlle Berres” (Arias y Rodríguez. 2015)
Voto femenino en Uruguay oficialmente en 1938 previo al plebiscito anulado en Cerro Chato de 1927. Para leer más:
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/10/131018_100_mujeres_bastiones_feminismo_vs

“En un sentido amplio, con el nombre de “neo-batllismo” suele denominarse hoy la serie de caracterisiticas económicas, soicales, políticas e ideológicas que identifican el proceso histórico nacional entre 1946 y 1958.  En sentido más restringido y preciso, la denominación alude a la labor desplegada desde el Estado, especialmente por el sector del Partido Colorado liderado por Luis Batlle Berres, para implementar un pryecto de país que, recogiendo la tradición reformista del batllismo, fue capaz de alcanzar ambiciosas metas de progreso económico y social, basándose en el desarrollo industrial y en el marco de una efectiva democracia política” (Barrán y otros. 2011)
El Partido Colorado resultó ganador de las elecciones (1946) y se reafirmó el batllismo como principal fuerza y como su principal opositor, al partido nacional con Herrera a la cabeza.
Hay que destacar que ambos partidos no eran un solo bloque compacto, sino que dentro de sus filas existía fuertes oposiciones. 
Dentro del partido colorado iba surgiendo como fuerte figura de un gran líder carismático capaz de interpretar los problemas del país, Luis Batlle Berres (1897-1964). Sin embargo, este fue resistido por otras figuras de la facción batllista para que se presentara como candidato a intendente de Montevideo por lo cual tuvo que conformarse con el cargo de vice presidente de la República. Pera muerto Berreta el vicepresidente saltó a la popularidad.
El gobierno de Luis Batlle va estar signado por la confrontación entre el extremo conservadurismo de los Batlle Pacheco y la tendencia renovadora y "populista" del Presidente.                                                                                                                                                                
Luis Batlle Berres 1897-1964
                               
Este periodo se abrió a partir del año 1946 y se va a caracterizar por la consolidación del sistema democrático representativo, auge económico originando un optimismo colectivo conocido a través del eslogan "como el Uruguay no hay”.
Precisamente esta noción de "país de excepción", se afirmará a través de la concreción de las libertades, la democracia, el orden, la paz social, y el ejercicio ciudadano de una vida colectiva. El imaginario colectivo interpretará al Uruguay como "un pequeño gran país", "un oasis de libertad, justicia y paz".
El Neobatllismo concibió como estrategia aceptar el proceso revolucionario incorporándose a él, siempre desde el orden y el camino de la no violencia. En este sentido, reconoce que la humanidad vive tiempos de revolución social y política; una revolución que pretende continuar el tránsito desde el liberalismo a la socialización, encauzada por la llamada "vía normal", es decir, a través de la ley, la democracia y la libertad.
Socialización, es entendida bajo el supuesto de justicia (ante los beneficios del progreso y la riqueza) atendiendo a los reclamos populares, pero siempre controlando las inquietudes de los mismos.
El neobatllismo pone el acento en la democracia y la libertad, entendiendo que ésta última solo se logra a través de la primera, y es completada a través de una serie preocupación de justicia social, en el mismo sentido que Batlle y Ordóñez expresaba: "que los pobres sean menos pobres, aunque los ricos tengan que ser ricos".
Es en este sentido que el neobatllismo busca el bienestar de todos los integrantes de la nación, superando los aspectos negativos del capitalismo, sin llegar a condenar el sistema.

Festejos en la rambla de Montevideo  del titulo mundial de fútbol obtenido en Maracana (16 de julio de 1950)

Link para verlo https://www.youtube.com/watch?v=q4sjQJO2czw

Ejercicio con video de 1943 realizado por Oficina de Coordinador de Asuntos Interamericanos de los Estados Unidos (1941-46) dirigido por el cineasta Julien Bryan (1894-1974).                                               RESPONDER a través del video:
1.     ¿Qué funciones tienen el Estado? Citar ejemplos mencionados
2.     ¿Dónde y cómo describe la “riqueza” del país?
3.     Durante 1943 se está construyendo la represa eléctrica de Rio Negro; ¿qué relación tiene con la industria?
4.     ¿Qué pronostico da sobre la industria nacional?
5.     ¿Cuáles características destaca del Parlamento?
6.     Visión general del video sobre Uruguay
7    Mencionar alguna característica particular del video. Fundamentar dicha elección



Fue un período de desarrollo del llamado neo-batllismo y del modelo de crecimiento basado en la industrialización por sustitución de importaciones.  Experiencia que en una primera etapa mejoró las condiciones de vida de algunos sectores asalariados y fue acompañada por la ampliación de la organización sindical.  El Uruguay de la posguerra, casi todos los estudiosos que han incursionado en el período 1945-1955 coinciden en señalar que fue la etapa en que se cumplió el desarrollo industrial más importante en el país en el contexto de una economía de “crecimiento hacia afuera”.  Otros autores han caracterizado esta etapa como “edad de oro”, o “etapa de crecimiento acelerado”.  Otros académicos han hablado del “Uruguay feliz”, que decir popular caracterizó como de “las vacas gordas”, y que se tradujo en la expresión “como el Uruguay no hay”.  Ninguna de estas calificaciones, como tampoco la tan mentada prosperidad de la década, puede aceptarse sin un análisis crítico.

                                                                                          Esther Ruiz,  Historia del Uruguay en el siglo XX (1890-2005) Cap.4



En el marco de las salidas a la crisis mundial de 1929 se produjo en toda América Latina un proceso de ampliación de las funciones del Estado. La intervención directa en la economía como empresario, así como el despliegue de política de regulación del mercado de trabajo o de asistencia social, figuraron en la agenda de los gobiernos de la época. Los recursos para financiar ese Estado “ampliado” surgieron fundamentalmente de las divisas generadas por las exportaciones. Y cuando se agotaron o fueron insuficientes, se recurrió al endeudamiento exterior.
FREGA, Ana. “Como el Uruguay no hay”.  
Apuntes en torno al Estado en los años cincuenta y su crisis. 


El caso uruguayo presenta importantes anticipaciones a este respecto.  Durante el 1º batllismo se produjo una ampliación de los fines secundarios del Estado que el ajuste conservador del terrismo (Gabriel Terra 1931-1938) no revirtió. En los 40´ la actividad pública en Uruguay ya abarcaba importantes servicios en el área de la energía eléctrica, los combustibles, transportes y comunicaciones y las finanzas. La idea de un “Estado providencia” anticipador de los conflictos sociales y que actuara como árbitro en las relaciones entre capital y trabajo, también se había afirmado en las primeras décadas del siglo.
La revista internacional Life sacando fotos en 1941
CAETANO, Gerardo y  RILLA, José.  Historia contemporánea del Uruguay, de la colonia al siglo XXI.  2006.

Restauración reformista y neobatllismo.

Mucho más rápidamente la recuperación de la Segunda Guerra Mundial mostraba hacia los años 50´ un mundo en formidable expansión económica y social. Los EEUU asumían un rol hegemónico en el concierto capitalista.  De su mano, Europa, iniciaba su reconstrucción. Del otro lado la economía soviética crecía a un ritmo impetuoso y vivía los últimos años del terror estalinista. Uruguay acompaña, optimismo, pero su fragilidad, otra vez, no es percibida.

La manera como el Uruguay había procesado la transición política, las transformaciones en la economía y la sociedad, así como las múltiples consecuencias derivadas del estallido de la Guerra Mundial (1938-1945), convergían para la reimplantación de un modelo reformista.                                  

La prosperidad económica, la euforia aliadófila (pro Aliados) y pronorteamericana (pro EEUU) que acompañaron el fin de la Guerra, la ratificación masiva de la matriz ideológica liberal, el fortalecimiento del Estado y de su rol arbitral y componedor, el crecimiento del PBI (producto bruto interno) industrial frente al estancamiento ganadero, la evolución hacia una sociedad más urbana y mesocrática, la propia reconstrucción colorada bajo el batllismo, apuntaban a facilitar y estimular el neobatllismo.

El proceso de industrialización fue el marco fundamental del proceso reformista.  Las condiciones externas e internas se anudaron para dinamizar la actividad industrial. En forma paralela se mantenía estancado el sector ganadero-exportador; a pesar de que las divisas del país seguían proviniendo de allí.

El momento cumbre se la restauración reformista se vivió durante la presidencia de Luis Batlle Berres (1947-51)- Proyectó un liderazgo renovador que rápidamente lo hizo popular y le dio la supremacía en el litigio interno del batllismo.

Más allá de la diferencia notoria de contextos históricos la semejanza en el discurso eran múltiples, la afirmación liberal con una proyección social y moderadamente socializante; la promoción de un Estado reformista, que no sustituyera la iniciativa privada pero que permitiera dirigir  la articulación armónica de los intereses del capital y del trabajo; las políticas públicas anticipatorias del conflicto social, la promoción de la industrialización y la redistribución más justa de los ingresos; ratificación del realineamiento panamericanista.
Pero tampoco faltaron las diferencias visibles: el neobatllismo destacó permanentemente su proyección restauradora del viejo modelo, relativizando cualquier rasgo fundacional. La centralidad de sus principios liberales democráticos fue más intensa, mientras sus reformas sociales fueron menos audaces. Su programa industrialista, asimismo, alcanzó proyecciones más radicales y abarcadoras.
Este modelo, a diferencia de otras experiencias latinoamericanas, no se tradujo en el populismo a pesar de tener algunos rasgos. La sociedad uruguaya no era permeable por: la sociedad civil no presentaba la dicótoma oligarquía pueblo, no había la posibilidad del arraigo de liderazgos de masas fuera del ámbito partidario, pobreza del nacionalismo, debilidad relativa de las clases dominantes; la idea de un esquema política continuista y poco rupturista, larga tradición estatalista, ausencia de marginaciones socioculturales poco traumáticas.
Con altibajos, el despliegue reformista continuó hasta mediados de la década de 1950. El Estado vio consolidada su presencia económica, monopolizando casi el conjunto de servicios públicos y acrecentando su peso en la producción industrial. También la bonanza económica permitió ampliar el tamaño del estado, como el seguimiento de políticas sociales más o menos audaces.
Una reforma constitucional impulsada por el sucesor de Batlle Berres, Martínez Trueba (1951-1955, encontró respaldos suficientes para implantar a partir de 1952 un régimen de colegiado integral en el Poder ejecutivo. Más allá de los soportes político partidarios de la reforma, esta era una práctica nítidamente restauradora. La novel constitución parecía también responder a los primeros síntomas de una inminente crisis económica.
Algunas oscilaciones en los precios de exportación coincidieron con un aceleramiento en la evolución de los precios en el mercado interno y una consiguiente expansión de la conflictividad sindical.  Así en 1952 se adoptaron medidas prontas de seguridad. Denuncias de corrupción y una creciente movilización de los sectores ruralistas completaron el cuadro de descontento social que se mostró en las elecciones de 1954, en las que sin embargo triunfó el batllismo 15 de Luis Batlle, oportunamente distanciado de la política oficialista.   Con toda la onda expansiva del optimismo no parecía retroceder. La bonanza de postguerra fue sucedida por la paliativa guerra de Corea (1950-1953), a lo que se sumó el triunfo del futbolistico en Maracaná del 50.


                HISTORIA DEL URUGUAY (1890-2005) Ana Frega y otros 
Es una etapa (1945-1955) en la que se cumple el desarrollo industrial más importante del país en el contexto de una economía de “crecimiento hacia afuera”. Popularmente se le llamó el “Uruguay de las vacas gordas”.
El Uruguay emergió a la posguerra con importantes reservas en moneda extranjera, un nivel de vida en ascenso y sus líderes políticos llenos de confianza en el futuro. Esto iba acompañado por la convicción de vivir en una democracia perfecta y con un nivel de vida comparable a los europeos y a la vanguardia en cuestiones de justicia social.
El dirigismo del Estado según el neobatllismo era la herramienta para conseguir el progreso, la justicia social, el orden y la democracia.

Elecciones de 1946
En las elecciones de 1946 el Partido Nacional se presentó escindido, por una parte estaba la fórmula del herrerismo Herrera- Martín Recaredo, su campaña electoral consistió en recorrer el país en el “ómnibus de la Victoria”. Por otro lado estaba el Partido Nacional Independiente con Alfredo García Morales- Daniel Aguirre como fórmula. Sus candidatos buscaban objetivos similares a los del batllismo, dentro de ellos estaba que las clases trabajadoras tuvieran trabajo estable y salario digno al mismo tiempo que buscarían favorecer los capitales nacionales.
En las elecciones de noviembre de 1946 se debían plebiscitar dos proyectos:
* La reforma constitucional que sustituía la presidencia por un sistema colegiado (presentada por el batllismo).
* una reforma a la ley electoral que disponía que la elección de presidente y vicepresidente pudiera efectuarse en listas separadas de las hojas partidarias (iniciativa de la Unión Cívica con apoyo del Herrerismo).
En el PARTIDO COLORADO BATLLISTA había grandes conflictos internos. Las elecciones internas de mayo de 1946 hacen ganadora a la fórmula T. Berreta-Luis Batlle Berres (sobrino de Batlle y Ordóñez y formado políticamente con él) que iban con la lista 14. La lista 15 era la de sus primos y llevaba la candidatura de Lorenzo Batlle y Antonio Rubio. La candidatura de Luis Batlle Berres a la intendencia de Montevideo fue vetada por sus primos César y Lorenzo Batlle.
Los blancoacevedistas también tenían a su candidato en Rafael Schiaffino y luego los baldomiristas proclamaron los suyos.

El retorno del batllismo al gobierno
La presidencia de Tomás Berreta
Aunque Herrera es el candidato con más votos –individualmente hablando- gracias a la ley de lemas gana el batllismo con Tomás Berreta.
El batllismo no podría gobernar solo porque no tiene mayorías en el gobierno, por lo que necesitará de alianzas.
El programa del batllismo se centra en: democracia, libertad, progreso y justicia social impulsado por un Estado dirigista que oscila entre Estado de Bienestar y Estado Asistencial. Pone el énfasis en el desarrollo agroindustrial y de la industria manufacturera.
Dentro de la Guerra Fría la postura del gobierno fue la de adhesión a la esfera estadounidense, acompañada de un profundo anticomunismo y cierto conservadurismo social.
El gran proyecto del presidente era “crear un país a la medida de Canelones”, es decir un país poblado por pequeños y medianos propietarios y productores que sustentaran un desarrollo fuerte de la producción agroindustrial, acompañando de la industria manufacturera.
Uno de los problemas que debió enfrentar el gobierno de Berreta fue una creciente inflación con el consiguiente aumento del costo de vida. El gobierno extremó las medidas de contralor de abastecimientos de los productos de primera necesidad e interviene en la fijación de precios a través del consejo nacional de subsistencias, que actuaba como un ente testigo. De todas formas los precios se dispararon.
Hacia 1947 la mayoría de los acuerdos salariales habían comenzado a expirar y la actitud del presidente Berreta no fue benevolente con los trabajadores. Mandó detener obreros y dirigentes de los gremios afectados utilizando una política de “mano dura”, al tiempo que remitió al parlamento tres proyectos de ley, de los cuales sólo uno fue sancionado. EL mismo consistía en la ilicitud de las huelgas de empleados y obreros de servicios públicos. En rechazo a la posición del Poder Ejecutivo la UGT declaró una huelga general.
Temas que aparecían en la agenda política eran como combatir la pobreza o la reforma agraria.
Al finalizar la guerra Inglaterra tenía con Uruguay una deuda de 17 millones de libras, resultante de las ventas de productos uruguayos necesarios en la guerra. Inglaterra decretó la congelación de la deuda, mientras Berreta ordenó a Gustavo Gallinal comenzar las negociaciones para desbloquear las libras mediante la compra de las empresas de servicios públicos en manos británicas –aguas corrientes, ferrocarriles, tranvías- y otras ventajas. Tras largas negociaciones el Estado Uruguayo tendría en sus manos los servicios públicos mencionados.

La presidencia de Batlle Berres
El dos de agosto de 1947 muere T. Berreta y asume la presidencia Batlle Berres. Este se planteó como objetivo que el batllismo –especialmente su sector- dominara todo el Partido Colorado.
Otros objetivos de gobierno:
*Que la industrialización alcanzara los  mayores niveles posibles y fuese uno de los factores fundamentales en el crecimiento económico del país.
*Atender el agro, mejorando la tecnificación, especialmente la de los ovinos –en tanto la lana se había convertido en el principal rubro exportador del país-. En este aspecto quiso exportar lana en forma de tops (y si era posible en forma de texiles), lo que implica un mayor procesamiento industrial, incorporando de este modo trabajo nacional, al contrario de lo que sucede con la exportación de lana sucia.
Tiene como medios propagandísticos la Radio Ariel y el diario acción (abierto en 1948).
En un contexto de gobiernos populistas algunos autores –como Vivían Trías- sostienen que su gobierno también lo fue. El grupo que escribe este libro sostiene que esa categoría no se puede aplicar a su gobierno ya que siempre se adhirió a la vida política uruguaya, y que además era un firme defensor de la vida republicana y democrática (característica que desconocen los populismos).
Políticas y cambios ocurridos en su gobierno:
Continuó y profundizó la política dirigista, subsidiando importaciones y exportaciones y manteniendo controlados los precios de los artículos de primera necesidad.
En su mandato se terminó de completar el dominio industrial del Estado, creándose el ente Obras Sanitarias del Estado (OSE) al adquirirse la compañía inglesa, surge AMDET (Administración Municipal de Transportes) con la compra de los tranvías ingleses, y AFE (Administración de Ferrocarriles del Estado) cuando se anexaron los ferrocarriles ingleses.
A través de la política monetaria de cambios múltiples, créditos blandos y beneficios varios, la industria despegó luego del enlentecimiento generado por la Segunda Guerra Mundial. Habría funcionado aquí lo que Germán D´Elía denominó pacto lícito entre los empresarios y obreros y empledos. Esto es la búsqueda de formas de entendimiento que favorecieran a todos por igual.
El número de empresas se duplicó (pasa de 11 mil en 1936 a 22 mil aproximadamente en 1947 según datos del censo).
También siguieron subiendo los salarios, con el crecimiento del mercado interno y el poder adquisitivo de importantes sectores de la población, lo que se refleja en masiva asistencia al cine, bailes, carnavales, paseos veraniegos y entretenimientos varios.
Los problemas a la interna del partido colorado llevaron a Luis Batlle Berres a un entendimiento pragmático con Luis Alberto de Herrera (“La coincidencia nacional”) para obtener la aprobación de algunas leyes importantes. En ese marco se resuelve la división de la Caja de Jubilaciones en tres: Caja de Industria y Comercio, Caja Civil y Caja Rural y de Servicio Doméstico.
Esto aumenta el número de entes autónomos para un reparto de cargos dentro de ellos. Esto se lleva a cabo en el marco de un clientelismo político creciente que aumentaba el número de empleados estatales.
El agro tenía problemas estructurales conocidos y estaba relativamente estancado, pero seguía aportando las divisas básicas para el funcionamiento del país.
El gobierno llevó adelante una política de desarrollo de la agricultura que aumentó el área cultivada y por primera vez en muchos años se constató un aumento de la población rural. Los cultivos agroindustriales se desarrollaron para abastecer las industrias nacionales, mientras el Uruguay se convirtió en el segundo exportador de lino del mundo.
Además se logró sancionar la ley de creación del Instituto de Colonización destinado a proporcionar tierras a los desalojados de otros predios rurales y a los colonos que estuvieran dispuestos a trabajarlas.
Los problemas del stock ganadero llevaron al movimiento ruralista a impulsar una cerrada campaña contra la política batllista que consideraba urbana y protectora de una industria artificial, cuyos costos debía pagar el agro. La Asociación Rural y la Federación Rural estaban detrás, pero sus voceros fueron el estanciero Domingo Boradberry y Benito Nardone (Chicotazo). La prédica de Nardone, que llega a todo el Uruguay mediante la radio, movilizó a los habitantes de la campaña. Coordinó así una vasta federación de organizaciones rurales que se nucleó en la Liga Federal de Acción Ruralista. Revive los cabildos abiertos –reviviendo así de forma muy particular la tradición artiguista-, concitando multitudes. Para las elecciones de 1958 se adhiere al Partido Nacional Herrerista.
Se fortalece en esta coyuntura el mito de la excepcionalidad del Uruguay como país, dos hechos ayudan a que esto pase: en 1950 se da el “maracanazo” y en setiembre del mismo año se conmemoran los 100 años de la muerte de Artigas, “héroe fundador” del país.

Uruguay en el contexto internacional
El 1950 también es el comienzo de la Guerra de Corea. Uruguay, como miembro firmante de la carta fundacional de la ONU debía concorrir a la defensa de uno de sus miembros agredidos. Pese a ciertas presiones, el gobierno uruguayo se negó a enviar tropas, colaborando con la venta de alimentos básicos para los combatientes y ofreciendo tres barcos que había comprado en EEUU y aún no habían llegado a Uruguay.
La Guerra de Corea resultó beneficiosa para la economía uruguaya, equilibrando la balanza de pagos y proporcionando un respiro y repunte para el modelo ISI.
El 30 de junio de 1952 el gobierno firmó un tratado de asistencia militar con los EEUU, cuya ratificación demoró más de un año, ya que hay importantes oposiciones a nivel político y social. Este tratado era resultado del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) firmado por el Uruguay durante la Conferencia de Cancilleres (“Conferencia Interamericana para el mantenimiento de la paz y seguridad del continente”) realizada en 1947 en Río de Janeiro. También el tratado de 1952 estuviese vinculado a la doctrina de Truman, expresada en 1946 y que planteaba la uniformización del armamento y ejércitos de América formando un bloque listo para enfrentar cualquier enemigo.
El TIAR tenía grandes oposiciones en el Uruguay: los herreristas, “terceristas” (posturas expresadas en el Seminario Marcha y en corrientes mayoritarias de la FEUU), sectores y partidos de izquierda y la Agrupación Nacionalista Demócrata Social liderada por Quijano. Todos estos sostenían que era quedar sujeto a la política exterior estadounidense y aceptar la expansión en el Uruguay del clima de anticomunismo y temor a una nueva guerra mundial.
El TIAR exigía algunas complementaciones que se expresaron en lo que se llamó el “Pacto de Bogotá” en la IX Conferencia Internacional de Estados Americanos (Colombia 1948) de la OEA, la más importante de las cuales exigía la negociación y el arbitraje en caso de que existieran discrepancias o problemas entre los países americanos.
Las relaciones con la Argentina bajo la presidencia de Perón no fueron buenas. Uruguay recibía a los antiperonistas que buscaban refugio y campo libre para la resistencia contra el mandatario argentino, a quien llamaban “el tirano nazi”. También se encontraban aquí exiliados paraguayos, bolivianos, españoles y brasileros. Uruguay era tierra de asilo.  Las relaciones con Argentina no mejoraron por más que hubo varios contactos entre sus gobiernos.

Elecciones de 1950 y presidencia de Martínez Trueba
La lista 15 de Luis Batlle llevó como candidatos a Martínez Trueba y Alfeo Brum, la 14 presenta a César Mayo Gutierrez y César Batlle Pacheco. El resto de los colorados –no batllistas- apoyan a Eduardo Blanco Acevedo y Cyro Giambrumo. El Partido Nacional Herrerista presenta nuevamente la fórmula Luis Alberto de Herrera-Martín Echegoyen.
Triunfa el partido colorado con el 52,6% de los votos, siendo muy cercanas las diferencias entre las listas 15 y 14. El herrerismo por su parte obtiene el 30,93 % de los votos mientras el Partido Nacional Independiente obtiene el 7,6% (juntos suman el 46%). Una de las novedades fue el descenso casi a la mitad del partido comunista (2,3%) lo que pudo haber sido consecuencia de la Guerra Fría y la campaña anticomunista.
Con el gobierno de Martínez Trueba se lleva a cabo la reforma constitucional que establece un régimen colegiado. Luis A. de Herrera le dio el aval pensando que era una forma de recuperar espacios de poder perdidos. Los miembros de la lista 15 no se mostraron entusiasmados aunque debieron apoyar la reforma que era impulsada por su propio sector (aunque lo consideraron una traición del presidente).
Para los seguidores de Luis Batlle la reforma había sido ejecutada como forma de cerrarle el paso a su líder en una nueva presidencia.
Para otros era una forma de repartir responsabilidades políticas en tiempos económicamente “difíciles” (antes de la Guerra de Corea) donde el descontento de los sectores populares iba e aumento.
El 16 de noviembre de 1951 tuvo lugar el plebiscito, ganando el “Sí”, excepto en Montevideo, lo que ratificaba la repulsa de los “colorados chapa 15” como les decían los batllistas de la 14.
El 25 de enero de 1952 se estableció el primer colegiado, siendo su presidente Martínez Trueba hasta el final de su período de gobierno. Integrado por nueve miembros, 6 del lema más votado y tres del que le siguiera en votos (colorados y blancos), aunque a la interna de cada grupo si se aplicaba una representación proporcional.
La Constitución de 1952 incorporó también el derecho al gobierno autónomo de la UDELAR, que debía reglamentarse por ley.
Aunque Uruguay había alcanzado un régimen salarial y de seguridad social avanzado para la época, los cambios en la coyuntura internacional –los resultados de Plan Marshall y la reconversión (Proceso técnico de modernización de industrias) de la industria norteamericana- afectaron esta situación, complicando la competitividad de los productos uruguayos en el mercado mundial.  Esto repercute en las condiciones de vida de los asalariados uruguayos que se manifiestan en una serie de huelgas (transporte, enseñanza, municipales, ANCAP, salud pública) que alcanzaron su mayor fuerza en 1952. La primera reunión del “Novel Consejo Nacional de Gobierno” (así se llama al colegiado en la constitución) estuvo dedicada a la bienvenida de los nuevos gobernantes por parte de Martínez Trueba, a plantear el problema de las huelgas, la inseguridad pública, el peligro del desorden y la infiltración comunista, y la manera de ponerles fin.
Con la oposición de la lista 15, la medida adoptada por el gobierno colegiado fue aplicar “mano dura” contra los gremios en huelga. Se decretan “medidas prontas de seguridad” en marzo y setiembre de 1952. Durante la aplicación de las mismas se procesan dirigentes sindicales, se disuelven organizaciones gremiales y se detiene a más de 400 trabajadores, en algunos casos se los traslada al interior.
Esta situación pareció quedar en el olvido tras el triunfo aplastante de Luis Batlle Berres en las elecciones de 1954 con el slogan de “todo o nada”.

Segunda presidencia de Batlle Berres (colegiado)
Luis Batlle tiene la intención de seguir aplicando el modelo ISI, pero este mostrará su agotamiento en este período de gobierno. Su final fue lento.
En 1956, por recomendación del FMI, se varió el valor de la moneda, y la cotización oficial del dólar se duplicó y se acerca a su valor en el mercado internacional.
Uruguay seguía recibiendo refugiados políticos, en 1954 recibió a los guatemaltecos que eran desterrados o perseguidos tras la caída de Arbenz.
El final del colegiado batllista se vio sacudido por numerosas manifestaciones de estudiantes universitarios que reclamaban la sanción de la Ley Orgánica de la Universidad prevista en la Constitución, violentamente reprimidas. A ellos se unió el movimiento obrero reclamando por la ampliación del seguro de paro, las asignaciones para los desocupados y el otorgamiento de salarios por maternidad. La consigna “obreros y estudiantes unidos y adelante” pasó a formar parte de las luchas sociales de aquí en más.

Todas las leyes reclamadas fueron sancionadas, lo que no evitó la derrota electoral del Partido Colorado.

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